martes, 20 de marzo de 2012

Géneros

De siempre, me ha resultado más atractiva de dibujar la figura femenina que la masculina. Por ello le he dedicado más práctica y tengo, por tanto, más soltura en sus trazos. En los bocetos y estudios a lápiez de los modelos de clase, empecé por la chica. Hice unos cuantos y luego pasé al chico, aunque con menor detalle. En los bocetos de mancha fue el chico el que captó más mi atención y sus imágenes me resultaron más logradas.
A la hora de pensar en el trabajo final no me decidía. Por un lado, me apetecía más dibujar la figura femenina como veces anteriores, me resultaba más sencillo darle una interpretación e imaginarla en una composición, así que me obligué a visualizar también la masculina. Lo veía, aunque con un poco más de dificultad, y finalmente pensé en técnica y soporte para él.
Sin embargo, repasando los bocetos hoy he cambiado de idea.
Tengo más cosas que poder contar acerca de la imagen de la mujer que de la del hombre, por lo que voy a dejarla hablar.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Primeras aclaraciones

A pesar de que Bellas Artes fue la meta que me llevó a decidirme por un bachillerato artístico al terminar el colegio, de que el arte era algo que me gustaba y entretenía, después de hacer Selectividad entré en Filología Inglesa. Bellas Artes me daba un poco de miedo respecto a sus posibles salidas y yo no terminaba de confiar en que mis habilidades y aptitudes para el dibujo y la pintura me permitieran sobrevivir en la carrera, así que al final opté por estudiar inglés (que era otra cosa que se me daba bien).
Sin embargo, cuatro años después dejé Filología sin terminar para acabar en Bellas Artes, y esta vez sin atisbo alguno de duda. En este tiempo me he dado cuenta de que una cosa es que se te de bien hacer algo y otra muy distinta que quieras hacerlo.

Mi verdadera vocación es escribir, inventarme historias y personajes. Es en lo que pongo pasión y sueños, en lo que invierto cada rato libre que tengo, de lo que me gustaría vivir en un futuro incluso a sabiendas de que para convertirme en escritora no hay carrera que pueda enseñarme ni abrirme camino. Por eso envidio, de manera sana, a aquellos que estudian lo que verdaderamente les llena. A mis compañeros de clase que desean dedicar a esto todos sus esfuerzos y noches de insomnio.
Y aunque no es mi caso, estoy satisfecha con mi decisión. Hay afinidades entre el arte y la literatura, ya que ambos beben de la creación, de la originalidad, de la producción, participan del mismo origen. Lo que Bellas Artes me ofrece suscita mi interés por aprender y formarme. La escultura no es mi fuerte (no me defiendo bien con su lenguaje), el dibujo es mi gran anhelo y frustración a un mismo tiempo y la pintura me fascina por su libertad y capacidad de expresión. He tenido algunos problemas de constancia en los que ha flaqueado mi determinación (o quizás al revés) y debido a ello mi producción hasta el momento no es muy extensa.

Pero ya es hora de remediarlo.